jueves, 10 de diciembre de 2015

Mitología popular de Sopetrán, Antioquia


















A mí no me tocó, pero cuentan que…
Esa es la frase con la que   podemos identificar que nos van a hablar sobre los mitos.
El significado estricto de la palabra mito aduce a las narraciones y creencias de un pueblo sobre el origen del mundo y de los dioses. Sin embargo en el sentido de la cultura popular  como la antioqueña, los mitos hacen referencia a todo aquello que es transmitido oralmente  de padres a hijos para explicar fenómenos sobrenaturales.
Una persona escéptica sobre aquellas creencias populares o lo tradición oral de los pueblos, lo mitos no son más que comentarios que han traspasado de generación en generación sin  ninguna fuente de comprobación de su veracidad.
No se puede decir que los mitos son originarios de un lugar  específico  sino que los mismos mitos tienen orígenes, historias y tradiciones completamente distintos en cada pueblo o subregión. Se dice también que incluso Medellín, la ciudad, la capital de departamento, también  tiene sus propios mitos y leyendas, pero eso haría parte de otra investigación.

Los cuatro grandes mitos de Sopetrán

Cada  municipio de los 125 que tiene el departamento puede tener su propia mitología popular. Lo mismo podríamos decir de los 1.123 municipios del país. Sin embargo solo nos ocuparemos del Occidente Medio antioqueño y de allí, el municipio de Sopetrán, un pueblo que en 2016 cumplirá 400 años de fundación.  Hace cuatro siglos eran un playa  sembrada a sus  de arroz y  caña Y que hasta buena parte de su historia fue un pueblo muy importante del Antioquia, ya que era paso obligado para llegar  a Santa fe, todo el occidente y Urabá. Esa bonanza comercial y cultural terminó con la construcción de una variante que llega directamente a Santafé de Antioquia
Todos los mitos, espantos o fantasmas indagando desde sus orígenes puede decirse que tienen una explicación lógica  que los desvirtúan y los excluyen de los fenómenos naturales. Se pueden mencionar cerca de 30 manifestaciones de la tradición oral antioqueña entre las que están: mitos, leyendas, fábulas, cuentos, versos, trovas, refranes, dichos, exageraciones, rezos mágicos, brebajes, secretos, pactos con el demonio, etc.
Los siguientes son los cuatro mitos más importantes de Sopetrán:



1.   La Llorona
  

Según el cuento que han narrado durante aproximadamente tres siglos, en la vereda de Morrón, llamada así por ser un morro grande entres dos quebradas que luego forman la quebrada La Sopetrana, había una señora muy rezandera   y defensora de los principios católicos. En algún momento una de sus nietas resultó embarazada. Era un escándalo que su nieta tuviera un hijo fuera del matrimonio y era preferible matar al bebé y tirar su cuerpo a los cerdos y la cabeza a la quebrada. Lo que dicen es que la abuela  cargando a su nieta y siendo fueteadas por el padre del bebé, bajaban por toda La Sopetrana hasta llegar al río Cauca lanzando fuertes alaridos.
La explicación lógica para el incrédulo es que los gritos de la llorona son los sonidos emitidos de los osos  perezosos.


  
2.  El caballo tres patas

Un mito de los años 50. Un caballo de aproximadamente 8 metros de altura similar a los uros del principio de los tiempos. Despide candela por la nariz, boca, ojos y camina sobre una llamarada. Es un caballo de una sola pata delantera. Las señoras de la calle 10 o calle Luciano Carvalho, eran  las más preocupadas por tal fenómeno que consistía en que el que viera el caballo se enfriaba y moría, untaban engrudo en papel periódico y tapaban las hendijas de las puertas para evitar la curiosidad de mirar y por consiguiente morir.
En 1957, La voz de Antioquia publicó que El Cerro de Frontino, muy cercano al pueblo, iba a explotar. Las personas tenían que vivir entre dos temores: Si permanecían dentro de sus casas podían morir  causa de la erupción y si  estaban a la intemperie podían perecer causa de ver el Caballo Tres Patas.
Una de esas noches de zozobra, desvelados e las puertas de sus casas, los habitantes de la calle 10 empezaron a escuchar de lejos el caballo. Se escuchaban el sonido de solo tres cascos; tis tis tas, tis tis tas, tis tis tas…
Todo el mundo se tapó los ojos pero dejaba un pequeño espacio entre sus ojos porque el ser humano no puede contener su curiosidad. De pronto, va pasando Palomo, el caballo de Gustavo Gaviria Blaire quien era un hombre extremadamente tacaño que soltaba su equino algunas noches. Sonaba solo tres cascos porque dicen que Don Gustavo era tan amarrado que solo le herraba tres patas a Palomo.


3.   La mano peluda

Un mito que perduro varias décadas. Las madres  de mediados del siglo XX aun  amedrentaban a sus pequeños para que se portaran bien diciéndoles que si se quedaban hasta tarde les aparecía la mano peluda y se los llevaba.
Este mito nació En 1928. No había luz en Sopetrán (aunque a ciertas veredas la luz apenas llegó a comienzos de los 90).  Por esos tiempos salía  La Mano Peluda en la calle Bombona cerca a la casa de los Vega donde ahora queda de funeraria del pueblo.
Una viejita que vivía en un ranchito de iraca más allá de la casa de Juan Vega, tenía un hijo que se llamaba Octavio Guingue. Él era sastre y sostenía a su madre y su hermana. Empezó a dedicarse a la bebida y a no llevar el sustento a su casa. La mujer le contó a Gerardo Sevillano sobre sus pesares. Gerardo le dijo que le solucionaría el problema en luna llena.
La explicación de que fuera en luna llena la calle Bomboná queda la mitad iluminada y mitad oscura. Una noche de juerga, Octavio llegaba alrededor de las 3 de la mañana. Gerardo lo esperó en la esquina, se puso en la mano derecha un cuero de conejo negro lo tocó y al instante Octavio cayó desmayado en el piso. Gerardo lo llevó cargado, lo dejó en el patio de la casa. Al día siguiente nació y fue contada por  muchos años la historia de la mano peluda.

4.  La barbacoa

Otro de los mitos que existe en todas partes pero con diversas variaciones. El cuento surgió en la vereda La Ceja Montegrande. Eran unas calaveras que bajaban por el camino de las bestias cargando un cadáver. Privaban o mataban a todo aquel que se encontraban.
Dicen, que dijeron, que estaban diciendo, que me contaron que por la época de 1900  hubo una banda de ladrones abigeos, es decir de ganado, Ellos decidieron no robarse las vacas arriadas sino matarlas y amararlas en una tulega, o sea un palo largo y llevado entre varios llevaban las carnes y los cueros de las vacas hurtadas. Cuando llegaban a un lugar poblado, encendían velas y hacían ruidos para que las personas creyeran que eran espantos, se escondieran y así no los pudieran identificar. 






 Los duendes ¿mito o realidad?

En 2011. Silvia, una mujer de la ciudad de Santafé en Argentina capturó unas imágenes con su celular  en las  que su pequeño hijo de tan solo dos años jugaba con un hombrecillo que pasaba corriendo dejando a su paso un olor nauseabundo y produciendo descargas en los aparatos eléctricos.  El duendecillo  tenía máximo 20 centímetros de altura y su apariencia era similar a la que el mundo entero conoce de estos seres. Por varios años, la familia calló este fenómeno y asegura que  durante aquel tiempo siempre presenciaron que su pequeño jugaba y hablaba con seres que no se percibían. Un hecho que consideraban normal para su edad. En 2014 Silvia decidió publicar en Youtube aquel vídeo y hasta el momento ha sido tan popular que ha obtenido más de 13 millones de reproducciones. Publicaciones parecidas sobre lo que muchos consideran como duendes son innumerables publicaciones en dicha red social y no hay forma de comprobar la veracidad de las imágenes.
Saliéndonos de la viralidad y lo espectacular, encontramos que la realidad de los duendes es exactamente igual al de la brujas. Es decir, los duendes no son seres pequeñitos que juguetean por todas partes. Son hombres que así como las brujas hacen pactos con el demonio.
Para tratar de entender  las verdades y mentiras sobre los duendes en Sopetrán, sería necesario hablar con las personas más adultas y quienes sobrepasan los 90 años carecen de lucidez.
Dicen desde tiempos antiguos que  Sopetrán, Olaya y Sucre corregimiento de Olaya, tradicionalmente son tierras de duendes y de brujas.  Se puede develar que  indagando en lo que la gente comenta que oyeron de sus ancestros. A estos lugares llegaron desde hace muchísimas años libros del estilo del  espiritista europeo llamado Albert Boscare. Todo el mundo en Sopetrán sabe o a oído  que esos libros existieron o existen todavía por lo que ya no estamos hablando de mitología sino de brujería o hechicería.
 
 Las brujas y los duendes tienen poderes sobrenaturales gracias a ese pacto que hacen con el diablo luego de hacer diferentes oraciones que encuentran en libros de magia negra y magia roja. Existe un versión con algunas variaciones en cuanto a la manera como se inicia un duende o cómo alcanza ese pacto con Satanás.



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